Podemos definir de forma
sencilla la sobreprotección infantil como “Proteger o cuidar en exceso”.
Los cuidados que todo niño recibe
a través de sus padres son saludables cuando se dan sin excesos, como decía
Aristóteles: “La virtud está en el punto medio”
La sobreprotección puede ser
vista como una forma de amar o querer, pero muchos padres desconocen el daño
que les hacen a sus hijos.
Los investigadores que ha
trabajado esta temática sitúan las
causas de este comportamiento en una gran diversidad de
razones, a continuación señalamos las más relevantes:
- Padres con una infancia triste que desean entregar a sus niños todo el amor que ellos no pudieron tener.
- Niños que son criados de la misma forma que fueron criados sus padres. El “Modelo sobreprotector” se repite.
- La comodidad de consentir antes de educar en disciplina.
- La sobreprotección también nace de la “culpa”. Muchos padres dejan a sus niños solos en casa y el tiempo que tienen con ellos es para complacerlos en todo.
- La ausencia de uno de los padres también origina que sobreprotejan a sus niños. Tener un hijo único, o ser muy mayores también crea mucha inseguridad en los padres, lo cual los lleva a centrar toda su atención en su pequeño.
- Miedos.
- Falta de tiempo de las familias.
Los obstáculos,
las dificultes y las caídas son parte del camino que cualquier persona debe
recorrer a lo largo de su vida. Por lo tanto, es fundamental la forma en que
aprendamos a enfrentar esos momentos y situaciones. Recordemos que para un
desarrollo pleno y saludable, es necesario que el ser humano aprenda a vivir
la vida de forma autónoma. Esto quiere decir; a ser capar de enfrentar las
situaciones que se le presentan con sus propios recursos y con un apoyo o
empujoncito externo, cuando sea necesario.
Si se pretende que
los adolescentes tengan autonomía, los padres han tenido que dar los pasos
necesarios para que, desde niños, hayan
ido incorporando la importancia de responsabilizarse de las tareas de la casa,
de sus estudios y de sus objetos personales. A la vez, se les habrán ido
presentando opciones de elegir y, también, se les habrá enseñado a asumir las
consecuencias de sus elecciones. O, si se busca que los adolescentes se
muestren comunicativos con los padres, se hace preciso haber creado previamente
un clima de respeto mutuo, de sinceridad, de confianza, de seguridad, de cariño
y de empatía.
Algunos padres
piensan que los chicos se responsabilizarán o adquirirán determinadas
cualidades cuando se hagan más mayores. La experiencia muestra que tener más edad no garantiza nada. Es
más, si un niño debería haber incorporado un valor, por ejemplo, a los tres
años, y no lo ha hecho, resultará cada vez más difícil que lo haga a medida que
pase más tiempo.
De
alguna manera en la adolescencia se
recogen los frutos de las relaciones entre los padres y los hijos y del
trabajo educativo realizado antes de llegar a la misma. Por tanto, si se quiere
una adolescencia con pocos conflictos, al terminar la Educación Primaria ,
los niños necesitarán, entre otras cosas: estar bien equipados emocionalmente,
tener autoestima ajustada, aceptarse tal cual son.
Por Isabel Oliva Gómez, Pedagoga, Logopeda y Técnico del Ayuntamiento de Barbate, y Fco Javier Camacho Ramos, Psicopedagogo para Escuela de Padres del Ayuntamiento de Barbate
Una charla muy interesante,
ResponderEliminarManoli, madre de CEIP Estrella del Mar