lunes, 4 de abril de 2016

¿Qué pueden hacer las familias para prevenir el fracaso escolar?


1.       Planificar las actividades junto al niño para que así pueda aprender a afrontar pequeñas responsabilidades, según su edad.

2.       Resaltar las aptitudes innatas del niño cuando todavía no ha entrado en edad escolar. Festejar sus logros desde pequeñitos. No criticar o ironizar sobre sus dificultades.

3.       Valorar el trabajo y los logros del niño, dentro de lo que es capaz de hacer para su edad y sin exigir por encima de su capacidad. (Así el niño tendrá seguridad ante sus propias capacidades).



4.       Respetar y ofrecer la oportunidad de estar con otros niños con la seguridad de la presencia de la figura materna/paterna, sin intervenir en las disputas y querer resolver todos sus problemas. Dejarle crecer y dar autonomía al niño, según su edad. (Así el niño tendrá seguridad para tomar decisiones y para elegir entre varias opciones). Éste es el fundamento de los grupos de juego para bebés y Establecer tiempos de tertulia con el niño y contestar a todas sus preguntas. Utilizar el factor sorpresa para despertar su curiosidad. (Así fomentamos en el niño su afán por saber).
 
5.       Dar la oportunidad de moverse en el espacio libremente, especialmente en la primera infancia, comenzando desde los primeros meses de vida. (Así el niño tendrá un adecuado conocimiento espacial y temporal, imprescindibles para desarrollar las futuras competencias escolares).
 
6.       Jugar todos los días al menos 30 minutos con el niño sin imponer o dirigir su juego y manifestando que nos parece genial lo que eligió. El resto del día en la vida cotidiana se utilizarán los límites. Fomentar su creatividad, jugando con cajas, telas… en lugar de juguetes ya hechos. (Así fomentamos en el niño su automotivación: querer hacer, aprender,…). Evitar atosigar al niño con juguetes para compensar la posible ausencia de los padres.
 
7.       Aceptar plenamente al niño. Una amorosa valoración paterna sin descalificaciones. (Así favorecemos una autoestima positiva).
 
8.       Permitir al niño momentos de alegría, de tristeza y de enojo sin intentar que renuncie a la propiedad de sus experiencias personales internas; sin enfadarnos cuando sus emociones no se adaptan a las nuestras. (Así el niño aprenderá a canalizar de forma positiva sus propias emociones)

 

Por Isabel Oliva Gómez, pedagoga, logopeda y técnico de la Delegación de Educación y Fco Javier Camacho Ramos, psicopedagogo para la Escuela de Padres del Ayuntamiento de Barbate.

Estrategias motivantes para los hijos/as.

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