Una
buena nutrición en el niño no es sólo conseguir un crecimiento y desarrollo
adecuado, sino que también consiste en evitar carencias nutricionales y
prevenir enfermedades que en el adulto suelen estar relacionadas con la dieta,
como son la obesidad o la diabetes. Es por ello que alimentarse bien es la base
de un buen crecimiento y también de una buena conducta alimentaria para el
resto de la vida.
Durante
la digestión, los alimentos se transforman en nutrientes aportando la energía
indispensable para el buen desarrollo de los niños. El rápido crecimiento
durante el primer año de vida y su continuidad hasta el final de la
adolescencia, conllevan unas necesidades nutricionales superiores a las de
cualquier otra época de la vida.
Fundamentalmente, una alimentación
correcta es aquella que:
- Es variada: debe estar compuesta por los cinco grupos de alimentos de la pirámide alimenticia.
- Es suficiente: su cantidad debe estar en función con el período de la vida, la actividad física y el trabajo que desarrolla el sujeto.
- Está bien distribuida: debe realizarse con intervalos variables y no menos de cuatro comidas al día.
En definitiva, una dieta sana y equilibrada para un niño debe estar constituida por alimentos variados y adecuados a la edad, gustos, hábitos y actividad física e intelectual del mismo. Las siguientes pautas pueden contribuir a darle una dieta saludable y nutritiva a su hijo:
- Ofrézcale cinco porciones de fruta o verduras por día.
- Prefiera las fuentes saludables de proteínas, como carnes magras, nueces o huevos.
- Sirva panes integrales y cereales porque son ricos en fibra.
- Hornee, ase o cocine al vapor los alimentos en lugar de freírlos.
- Limite las comidas rápidas y la “comida basura”.
- Ofrézcale agua y leche en lugar de zumos de frutas con azúcar y refrescos.
Por Noelia Bermúdez Benítez, Psicóloga para la Escuela de Padres y Madres del Ayuntamiento de Barbate
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